miércoles, 16 de enero de 2013

Alianzas de boda, ¿con o sin diamante?


Soy un apasionado de los diamantes, eso ya lo deberíais saber. Pero opino que en cuestión de diamantes, donde tenemos que tirar la casa por la ventana, es en el anillo de compromiso. También podemos optar por el diamante en las alianzas de boda, pero de una forma más sencilla y lisa. Aquí tenéis algunas opciones:

Me parecen muy interesantes las alianzas con un diamante partido en dos; medio diamante se incrusta en el anillo del marido y el otro medio en el anillo de la mujer. Puede representar muy bien la necesidad de unión del uno con el otro. Medio diamante no es nada sin su otro medio. Estas alianzas suelen llevar el medio diamante en la zona interior del anillo. Por una parte el medio diamante está en continuo contacto con tu dedo anular, recordándote la necesidad de juntarse con su otra mitad. Por otra parte tiene ese simbolismo de intimidad de la pareja, como un secreto compartido. Cuando llevas la alianza, sólo tú sabes que en su interior se esconde la mitad de un diamante que se une con el de tu pareja, como esos momentos de confidencialidad e intimidad entre dos personas que se aman.

Una opción muy elegante son las alianzas con un pequeño diamante incorporado. El diamante se incrustaría en el anillo de la mujer, quedando el anillo del hombre totalmente liso. Incorporar un diamante en la alianza de la mujer puede hacerlo más especial, dándole un toque de distinción y belleza. Tenemos que evitar que sea ostentoso y recargado. Busquemos la elegancia en la sencillez y la ostentosidad en la alianza de compromiso.

La última opción sería una alianza sencilla y lisa, no por ello menos elegante. En color blanco o amarillo. El oro también me encanta, especialmente el oro blanco; quizás hablaremos en un futuro sobre el oro en este blog… dependerá de vosotras y vosotros. Si tu piel es morena, utiliza oro blanco para aumentar el contraste y realzar la belleza de ambas. Y si tienes la piel más blanca, el oro amarillo te puede sentar muy bien, aunque siempre es cuestión de gustos…
 

jueves, 10 de enero de 2013

¡Vamos a comprar diamantes!


 
Prepara las maletas y la tarjeta de crédito que nos vamos a dar un viaje de lujo por Europa. No hay nada más emocionante que organizar un viaje para comprar diamantes. Sobre todo si las ciudades que vamos a visitar están llenas de elegancia, estilo y glamour. Te propongo los dos viajes más interesantes y espectaculares que puedes realizar para comprar diamantes: la ciudad de Amberes, en Bélgica, y la capital de Holanda, Ámsterdam.

Tanto Amberes como Ámsterdam son dos ciudades que pueden enamorar a cualquiera. Pero no es lo mismo comprarte un tulipán en Ámsterdam para ponerlo en el jarrón del salón, o una caja de bombones en Amberes llena de azúcar y calorías, que llevarte un maravilloso recuerdo que te durará toda la vida en forma de diamante.

Comprar diamantes en Ámsterdam:

Es cierto que Amberes concentra un mercado de diamantes mayor que Ámsterdam, pero no por ello Ámsterdam deja de ser interesante. Históricamente a Ámsterdam se le conocía como la “Ciudad de los Diamantes”, aunque después de la Segunda Guerra Mundial Amberes tomó el relevo.

Los dos talleres más famosos que podéis visitar son Gassan Diamonds y Coster Diamonds. Son talleres llenos de tradición, con un gusto y un trato exquisito, donde podréis realizar una visita por su taller, apreciar el arte de la talla y llevaros vuestro pequeño suvenir holandés…

Comprar diamantes en Amberes:

Amberes es una de las cuatro ciudades de Bélgica, un pequeño país donde nunca fallas cuando quieres recomendar un buen viaje. Más del 80% de los diamantes en bruto se encuentran en Amberes. Incluso podréis encontrar talleres donde enseñan a pulir diamantes. Amberes viene a ser el paraíso para los que amamos los diamantes. Os dejo enlazado otro taller muy interesande donde podéis encontrar mucha información en español: DiamondLand
 
Si amas un diamante, si te emociona un diamante, si sientes como los destellos y la energía del diamante recorren todo tu cuerpo al contemplarlos, por favor, ves a Amberes. También son muy interesantes los consejos sobre la calidad de los diamantes para realizar tu compra.

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domingo, 6 de enero de 2013

¿Dónde se pone el anillo de compromiso?


La respuesta es rápida: en el dedo anular de la mano izquierda. Esto se lleva haciendo así desde la época romana. Como dato curioso os puedo decir que en este dedo se encuentra una vena llamada “vena amoris” que llega al corazón, así os podéis imaginar la importancia de colocar el anillo en este dedo.

Pero bien, llega el día de la boda y tenéis que colocaros vuestra alianza… ¿qué hacéis con vuestro anillo de compromiso? ¿Os lo cambiáis de dedo? ¿Os lo quitáis para el día de la boda? ¿Os ponéis los dos a la vez?

¡No os agobiéis! Se puede hacer todo eso pero de una forma bien hecha y elegante. Una opción sería colocaros el anillo de compromiso en la mano derecha para el día de la boda. Vuestro prometido os colocará la alianza de boda en el anular de la mano izquierda durante la ceremonia y una vez pasada la ceremonia os lo podéis volver a colocar en la mano izquierda.

Otra opción es guardar vuestro anillo de compromiso en un sitio bien seguro y no llevarlo en día del enlace. ¡Vigila bien dónde lo guardas, porque desde el día de la pedida se ha convertido en tu joya más preciada!

La tercera opción es que vuestro prometido os coloque los dos anillos durante la ceremonia. El anillo que colocaría primero sería la alianza de boda, y a continuación os colocaría el anillo de compromiso. Esto es así para colocar la alianza de boda más cerca del corazón.

Os invito a que os relajéis y que os imaginéis ese gran día. Imaginad el momento de poner los anillos, en ese momento perfecto…  Uff, creo que me estoy emocionando con tantos buenos recuerdos… Por cierto, ¿os he dicho que me encantan los diamantes? ;-) Podéis echar un vistazo en mi primer diamante.

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miércoles, 2 de enero de 2013

¿Cómo conozco la calidad de mi diamante?


Para valorar un diamante y ponerle un precio u otro se utilizan cuatro mediciones: el peso, el color, la pureza y la talla. Cada diamante es único y tiene sus propias características. ¡Es momento de coger tu diamante y empezar a analizarlo!

Peso: un diamante es tan pequeño que ni siquiera se pesa en gramo. Existe una medida más pequeña todavía que se llama quilate. Un quilate son 0,2 gramos. Cuanto más grande sea el diamante, más quilates pesará. Para que os hagáis una idea, el diamante más grande del mundo, llamado “el Cullinan”, pesaba ¡más de 3000 quilates!, esto es más de medio kilo. Un día hablaremos del Cullinan porque tiene una historia muy interesante.

Color: los colores dependen de las inclusiones del momento de su formación; en ¿Cómo se forman los diamantes? podréis saber un poco más sobre la inclusiones. Para clasificar el color de un diamante existe una escala de color. El proceso de clasificación se produce de una forma visual. Un experto coge los diamantes que quiere clasificar y los va comparando con diamantes que ya están clasificados. El diamante más puro es el diamante transparente. En lugares como Australia se pueden encontrar diamantes de color rosa que. son muy valiosos y apreciados.

Pureza: normalmente los diamantes suelen llevar pequeñas impurezas que se incrustaron en el momento de su formación. Un experto analiza con una lupa el diamante buscando impurezas. Cuando se detecta alguna las señala en un gráfico, indicando el tipo de impureza y su tamaño.

Talla: la talla la realiza un tallador experto en los talleres de talla. Cuanto más perfecta sea su simetría más valor tiene. La talla puede tener muchas formas, y una buena talla hace sacar al diamante en bruto todo su resplandor y brillantez. Acordaos de la expresión “eres un diamante en bruto”; el diamante necesita el trabajo del experto tallador para que saque toda su luz.
¿Quiéres saber si una alianza de boda puede llevar un diamante? ¡Te invito a que sigas leyendo!

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martes, 1 de enero de 2013

Alianzas de boda, ¿con o sin diamante?

alianzas de boda, anillos de bodaSoy un apasionado de los diamantes, si leéis mi artículo de mi primer diamante os ireis haciendo una idea. Pero opino que en cuestión de diamantes, donde tenemos que tirar la casa por la ventana, es en el anillo de compromiso. Si optamos por un diamante en las alianzas de boda, que sea de una forma más sencilla y lisa. Os propongo distintas opciones:

Me parecen muy interesantes las alianzas con un diamante partido en dos; medio diamante se incrusta en el anillo del futuro marido y el otro medio en el anillo de la futura esposa. Puede representar muy bien la necesidad de unión del uno con el otro. Medio diamante no es nada sin su otro medio. Estas alianzas suelen llevar el medio diamante en la zona interior del anillo. El medio diamante queda en continuo contacto con tu dedo anular, recordándote la necesidad de juntarse con su otra mitad. También representa un símbolo de intimidad de la pareja, como un secreto compartido por los dos. Cuando llevas la alianza, sólo tú sabes que en su interior se esconde la mitad de un diamante que se une con el de tu pareja.
 
Otra alternativa muy elegante son las alianzas con un pequeño diamante incorporado. El diamante se incrustaría en el anillo de la mujer, quedando el anillo del hombre totalmente liso. Incorporar un diamante en la alianza de la mujer puede hacerlo más especial, dándole un toque de distinción y belleza, además de ser muy femenino. Tenemos que evitar que sea ostentoso y recargado. Busquemos la elegancia en la sencillez y la ostentosidad en la alianza de compromiso.
 
La última opción sería una alianza sencilla y lisa, no por ello menos elegante. En color blanco o amarillo. El oro también me encanta, especialmente el oro blanco; quizás hablaremos en un futuro sobre el oro en este blog, pero todo a su tiempo. Elegid el color que más os guste, porque el anillo siempre os acompañará :)

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¿Cómo se forman los diamantes?



diamante en bruto rosa
 
Pues bien, los diamantes se formaron hace miles y miles te años, siendo casi tan antiguos como la Tierra. Se formaron a grandes profundidades de la corteza terrestre. A 200 y 300 kilómetros bajo la superficie de la Tierra había bolsas de magma. Este magma empiezó a subir y cuando había subido unos 100 kilómetros habían moléculas de carbono que empezaron a ordenarse. Estas moléculas, cuando se encontraban en unas condiciones de presión y temperatura muy concretas, formarían diamantes.

Ya tenemos nuestros cristales de diamante formados, pero estaban a demasiada profundidad. El magma que contienía los diamantes empiezó a subir hasta la superficie, llevándose a los diamantes con él. Salió al exterior por un volcán y después este magma se solidificó, conteniendo en él los diamantes que se habían creado en la profundidad de la Tierra. Este magma solidificado se llama kimberlita, y tiene un color azulado. Ahora le tocaría al hombre empezar a remover toda esa kimberlita para encontrar los diamantes que están en su interior.

Prestad atención a los distintos colores de los diamantes. Esto se debe a las inclusiones de otros materiales en el proceso de formación. Las inclusiones son impurezas que se metieron en el diamante cuando se formaron. Si un diamante es totalmente transparente y sin inclusiones, el diamante es puro. Hay inclusiones que le pueden dar al diamante un color amarillento, negro o rosado, pudiéndolos convertir en diamantes raros y muy preciados.

Por último decir que los diamantes que se recogen de la kimberlita se encuentran en bruto. Esto quiere decir que el diamante no brillará ni será tan bonito como lo vemos en una joya. El diamante se tiene que llevar a un taller donde un artista muy experto lo pulirá para sacarle todo su resplandor y belleza. ¿Y de qué formas lo puede pulir? ¡Lo veremos en otro artículo! Ahora puedes continuar leyendo el artículo donde explico cómo conseguí mi primer diamante o bien cualquiero otro artículo del blog.

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Mi primer diamante

diamante pulido
No recuerdo cuándo empezaron a gustarme los diamantes, era muy pequeño, pero sí recuerdo la emoción y la felicidad que me dio mi primer diamante. Para mi, era una obsesión tener un diamante. Estuve ahorrando dinero, pero nunca era suficiente. El día de mi comunión fue definitivo. Recorrí mesa a mesa con una bolsa, viendo cómo cada invitado me daba un billete. Me encantó esa forma de conseguir dinero. Y yo, mientras tanto, iba calculando cuánto dinero llevaría acumulado para comprar mi diamante.

La noche antes de la compra no pude dormir. Estaba totalmente emocionado de poder conseguir mi sueño. Lo que no imaginaría es que después de aquella primera adquisición, mis ganas por tener un diamante no iban a quedar satisfechas; muy al contrario, serían cada vez mayores.

El momento de tener mi primer diamante en mis manos fue único, irrepetible. Recuerdo cómo me temblaban al cogerlo. No podía fijarme en su color, ni en su brillo, ni en su belleza. Estaba emocionado y sólo lo podía ver como un todo. No podía creer que algo tan preciado y de tanto valor fuera mío.

Después vinieron los días encerrado en mi habitación en los que me dedicaba a mirarlo. He pasado horas y horas mirándolo. Es increíble cómo puedes estar mirando el mismo objeto durante días y días y no cansarte nunca. Cómo algo tan pequeño puede llenarlo todo.

Mi primer diamante. Siempre tan igual y siempre tan distinto. Aquel diamante se convirtió en pasión. Y la pasión es la fuerza más grande que mueve el mundo.

Después del primero viene el segundo. Y cuando tienes el segundo ya piensas en el tercero. Y a los diamantes se les une la devoción por otras piedras preciosas: una pepita de oro, un filamento de plata, el verde de la esmeralda, topacios y turquesas… Pero eso ya es otra historia…

Estoy seguro que si conoces un poco más sobre los diamantes tu pasión por ellos aumentará cada vez mas. ¿Tienes curiosidad por saber cómo se forman los diamantes?

Si tú también sientes pasión por los diamantes, las piedras preciosas o por cualquier cosa que te haga muy feliz, ¡dame un G+1!
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